Antes de conocer Grecia, yo pensaba que Santorini era una ciudad y que bajándome del ferry iba a ver las cúpulas azules y casitas blancas. No fué así, Santorini es una Isla bastante grande y dentro de ella hay varios pueblitos: Fira, Kanakari, Kamari, Perissa, (varios más) y Oia, el icónico, la imagen que a todos nos viene a la mente cuando piensas en las Islas Griegas.
Camino al pueblo recóndito llamado Karterados en dónde nos hospedaríamos, pasamos por Fira, algo así como "el pueblo Principal" de Santorini; Admirando los distintos paisajes, desde el bus pudimos ver el "Pelican Café" y las tres dijimos "hay que venir a comer aquí". El lugar se veía todo verde y lleno de plantas, el techo de la terraza estaba lleno de enredaderas con uvas colgando, ¡estaba hermoso!
Después de 3 días de playas, comida Griega, hermosos atardeceres, islas volcánicas y paseos en burro, llegó nuestro último día en Santorini y aún no habíamos regresado al bonito restaurante que vimos el primer día. A pesar de que la economía griega nos permitió hacer muchísimas cosas por un precio bastante módico, el último día estábamos más que quebradas, así que caminamos con las maletas 2.1 Km, (31 minutos de acuerdo a Google maps) y llegamos al "FAMOSO Pelican Café".
Desde el recibimiento todo fué bastante bueno, en general Grecia tiene gente muy amable y buen servicio, pero el personal del restaurante que además nos ayudó a cargar las maletas, se llevó nuestro corazón. Después de esa gran travesía bajo el sol griego a medio día, decidimos llenarnos de calorías y pedir lo que se nos antojara, (por que a pesar de estar quebradas, en un buen restaurante no escatimaríamos).
Fanny pidió unos Waffles con frutas de temporada y miel griega.. Aranxa y yo pedimos una entrada que era berenjena gratinada con queso feta y salsa de tomate. Además de eso, Aranxa pidió unos camarones asados con verduras al vapor y yo pedí unos deliciosos Waffles con Yogurt Griego, fresas y helado de pistache.
Los Waffles de Fanny estaban buenísimos, la fruta de temporada que era plátano, fresa y kiwi estaba fresquísima y hacía una combinación perfecta con la deliciosa masa suavecita de waffles y la exótica miel griega. De tomar, además de un pressed juice de melón, Fanny pidió un Capuchino Freddo, la bebida típica y que todo el mundo toma en Grecia, ¿que és?, simple y sencillamente un capuchino helado.
Mis waffles, a mi gusto fueron los mejores. ¡No hay como el yogurt griego! Esa cosa que nos venden en México como Yogurt griego no se acerca ni tantito a la delicia que es el auténtico, no tiene comparación. Jamás había probado un yogurt con una consistencia tan perfecta, súper durito, lleno de sabor y frescura; combinado con la miel griega (que por cierto, miel con yogurt es un platillo común en los restaurantes), ¡DIOS MIO! es la mejor mezcla de sabores y consistencias que existe. Ahora imagínense, ¡con fresas y sobre un waffle, UFF!, lo único que no me encantó fué el helado de pistache, honestamente sabía bastante artificial y no quedaba con todos los demás naturales, frescos y deliciosos ingredientes de mi platillo.
La comida salada no nos decepcionó para nada, el gratín de berenjena con queso feta, O-M-G, si hay un queso que es delicioso en el mundo es el queso feta, ahora, calientito recién horneado con berenjena, cebolla y salsa de tomate ¡Bu-e-ní-si-mo! Los camarones de Aranxa también estaban muy buenos, pero a mi gusto no tenían nada en especial.
No todo el mundo sabe pero Grecia produce muy buenos vinos. Estando en Pelican Café, nos enteramos que el vino (además de los waffles) era la especialidad de la casa ya que ellos mismos son productores. Debajo del lugar tienen una cava que además es otra parte del restaurante.
Después de pedir la cuenta, nos sorprendieron con un postre rarísimo que no podría describir; era una copa con algo así como gelatina blanca y una capa roja encima. Sabía súper rico, lo blanco sabía como a los dulces de leche chinos y lo rojo sabía como a caramelo sabor fresa, no sabría describir perfectamente el sabor ni lo que era, lo que si sé, es que me sorprendieron y me encantó.
No cabe duda que el Pelican café es una opción perfecta para probar las delicias culinarias que nos ofrece Grecia, la átmosfera del lugar es encantadora, así como su personal. Un lugar lleno de plantas, flores, buena música, un buen menú y buenos precios ¿Que más se podría pedir?.